Reproducimos las palabras del periodista Joaquim Maria Puyal tras anunciarse que Sergi Pàmies es el ganador de la X edición de los Premios Internacionales de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán, en la categoría de periodismo deportivo
"Buenos días a todos, este año el Premio Manuel Vázquez Montalbán llega a la décima edición. Aunque algunas cosas se habrían podido hacer mejor, diez ediciones ya empiezan a lucir. Ahora hay que fijarse, como decía el presidente, el objetivo de que los próximos diez años el premio reciba un nuevo impulso, sea más riguroso y logre mayor incidencia, calidad y prestigio.
Creo interpretar el sentir de muchos compañeros del jurado, si pido a los organizadores en la línea que decía el presidente Rosell, que con el esfuerzo de todos juntos lo revitalicemos profesionalizando su organización y promoción y aprovechando el impacto global de nuestro querido club, y la difusión internacional de la obra de Manolo Vázquez Montalbán, llegue a tener la visibilidad y la consideración general que merece.
Si no lo hiciéramos podríamos entrar en una deriva que no nos interesa, una deriva que no sería digna ni de la memoria de Manolo, ni del Club, ni del oficio de periodista. Como habéis escuchado, el jurado ha acordado conceder la edición de este año del premio al escritor Sergi Pàmies. Sergi Pàmies, como habéis oído, nacido en París en 1960, es como saben un narrador articulista y traductor que desde los inicios de los años noventa, entrando en el terreno del juego mediático con artículos de tipo diverso, destacan la crítica televisiva y sobre todo las colaboraciones en torno al deporte, al fútbol, y particularmente en el Barça.
Ha colaborado en la radio y la televisión y es un apasionado del cine y de las series televisivas. Su perfil como el de otros ganadores del premio hasta ahora, encaja perfectamente con la síntesis de dos características presentes en la personalidad periodística de Manolo Vázquez Montalbán. Una, de interés para el deporte, particularmente el fútbol y concretamente para el Barça. La otra, la condición de hombre cultivado y curioso interesado por la 'res pública' y los asuntos de la problemática social. Esta síntesis, gracias a la inteligente mirada de Manolo, daba a Vázquez Montalbán un grado de autoridad y jerarquía que hoy, a los diez años de su muerte, se mantienen presentes en la consideración colectiva. He dicho muchas veces que fue gracias a Vázquez Montalbán que aquellos que en los años sesenta y setenta nos dedicábamos a la información deportiva, empezamos a alimentar un tenue sentimiento de autoestima. Era un sentimiento que las élites intelectuales de la época nos habían negado desde su indiferencia e incluso, en algunos casos, desde el desprecio. Hacer entonces periodismo deportivo estaba muy poco valorado. Las biografías de Manolo Vázquez Montalbán y de Sergi Pàmies tienen puntos de cruce que a mí me resultan particularmente interesantes y que ahora me permitiré resaltar.
Durante la década de los noventa, en la sección de deportes de 'El País', Manolo Vázquez Montalbán hacía colaboraciones complementarias a la crónica del partido y artículos de reflexión del lunes. Hacia mediados de esa década de Sergi Pàmies, comenzó a colaborar en el 'Cuaderno de Cultura' del mismo diario. Antes había pasado por el 'Diari de Barcelona', por 'El Observador ' y por 'El Tiempo', entre otras publicaciones. Los días que Vázquez Montalbán no podía hacer su colaboración, Agustí Fancelli, un sabio y querido periodista, un gran compañero recientemente fallecido, pedía a Sergi Pàmies que la hiciera él. Hasta que un día Manolo dijo: que lo haga siempre Sergi, eso. Por ello, Ramon Besa dice que Pàmies es el sucesor de Manolo Vázquez. Algunos años antes, en una reunión del PSUC, Gregorio López Raimundo había preguntado a Manolo si él creía que Sergi hacía bien de orientar su vida profesional hacia el terreno de la escritura. Vázquez Montalbán tranquilizó aquel gran personaje que era López Raimundo, pero en cuanto al caso que nos ocupa, era sólo un padre preocupado por el futuro de su hijo. El paso del tiempo ha confirmado el buen pronóstico de Manolo. Sergi ha hecho artículos dedicados al mundo del fútbol de forma regular durante casi veinte años.
El 18 de mayo de 1996, cuando el presidente Núñez anunció la destitución de Cruyff como entrenador, Pàmies publicó un artículo titulado 'La venganza de Fu-Manchú'. El título ya es bastante insinuador. Me ahorro hacer ningún comentario. Sergi Pàmies ha tratado de mantener siempre el espíritu crítico pero introduciendo el humor y la ironía en los textos escritos. Será sólo con el paso de los años que ciertamente sus escritos irán teniendo más intuición analítica sobria. También esto nos remite a la obra periodística de Manolo y a la doble naturaleza de sus escritos.
El humor subversivo al 'Por Favor' y la reflexión más elaborada en 'Triunfo'. El 25 de octubre de 1969, Vázquez Montalbán publicó justamente en 'Triunfo' el artículo titulado 'Barça, Barça, Barça', que aún hoy está bien vivo en la memoria de los profesionales de la comunicación y en las hemerotecas de muchos barcelonistas. Manolo Vázquez Montalbán contribuyó muy poderosamente a aportar una visión personal, real y vivida que resultó clave en la construcción del imaginario sentimental colectivo de los catalanes. Y claro, que lo hizo no sólo con la relectura del hecho futbolístico y la hermenéutica correspondiente, sino también con la reivindicación de la cultura popular de la calle. Puedo ofrecer un ejemplo en primera persona porque por voluntad de él, ambos, uno al lado del otro, escuchamos entera la canción 'Tatuaje', cantada por Concha Piquer durante la preparación de una entrevista. Manolo caminó también por otros senderos, adentrándose con respeto en la exploración del universo culinario y el disfrute confesado sin vergüenza de los placeres de la mesa. También aquí me recordó cuando juntos practicábamos comer toda la cabeza de la gamba sin que se perdiera ni una gota, ni una gota de sustancia, con la condición de no poder chupar ni masticar la parte exterior de la cabeza. Pero Manolo, y eso es lo que hoy nos interesa, también vistió un corpus de estereotipos intelectuales en torno a la culerada. Hizo evidente que la ironía es una buena herramienta para acompañar un análisis inigualado de las disfunciones emocionales del barcelonismo en el último tercio del siglo pasado.
Y aquí encontramos otro punto de contacto con Sergi. El premiado de este año declara que le interesa la patología psicológica del culé, y lo dice así. Reconoce que ante las tensiones que cíclicamente genera este club, el humor ayuda a tomar distancia a la hora de valorar la realidad. Que es una buena herramienta para favorecer la distensión cuando hay conflictos de bandos. De hecho, aquel doctor culé que durante tantos años tuvo consultorio abierto en la columna del Pàmies, no dejaba de ser una tercera vía, nunca justamente suficientemente reconocida por las tensiones en conflicto que siempre acaban pensando que quien no está a su lado, lo tienen en contra y que quien critica no es un analista honrado, sino un mercenario vendido a los intereses del adversario circunstancial. No hay duda de que ante esta disyuntiva perversa, la ironía es una buena herramienta para sobrevivir entre el fuego cruzado. El fuego cruzado. ¿Es inevitable? Tal vez no, pero tal vez puede ser menos intenso. Cualquier persona o grupo que gestiona o administra intereses del grupo colectivo, debe aceptar la crítica. Pero también está claro que aquellos que valoramos la gestión pública, debemos hacerlo con responsabilidad. El periodismo debe ejercerse con responsabilidad. Es cierto que la época en que estamos viviendo no es muy buena para nuestro oficio. Como alguno de vosotros ya me ha oído decir alguna vez, el oficio del periodismo es un oficio amenazado por los intereses de la propiedad de los medios que si reduce la producción de mensajes a un simple fondo de negocio, nos lleva a un mercantilismo desproporcionado esclavo de la cuenta de explotación. Esto nos lleva al sensacionalismo, a discursos inconsistentes y efectistas, que son los que sirven para rellenar la hipertrofia de la oferta banal . También estamos amenazados por los intereses de los poderosos cuando nos sale la condición de seleccionadores y avalistas de los contenidos o cuando influyen en la elaboración y orientación de las noticias. El máximo damnificado de esta tenaza de intereses es el ciudadano en tanto que receptor. La pérdida de peso de la figura profesional de un periodista curioso, comprometido, con mirada propia y más o menos libre, exigente, riguroso, incómodo, que vela antes que por ningún otro, por los intereses del receptor, puede ser irreparable si el conjunto de la profesión no hacemos frente. ¿Pero como podemos hacerle frente? Me permito sugerir una respuesta. Nos tenemos que exigir responsabilidades y protegernos, hagámonos imprescindibles.
Acreditar y consolidar el nuevo periodismo del futuro significa hacernos necesarios para nuestra calidad basada en la utilidad, la experiencia, la honradez, el rigor, la eficiencia y la confianza. Es decir, por nuestra responsabilidad. Los que estamos aquí, que hacemos información del Barça, no podemos pedir a nadie, ni a los jugadores, ni a los entrenadores, ni a los gestores, ni a los directivos, que respeten unas reglas del juego si nosotros no respetamos las nuestras. Y cuando digo nosotros, quiero decir claro también y sobre todo nuestras empresas. Lo que sí debemos pedir a los deportistas y a dirigentes es que no vean sistemáticamente en cualquier crítica o comentario de disconformidad una razón interesada oscura, inconfesable, corrupta. La directiva no es el Club. El Club somos todos los socios y sus dirigentes deben integrar la aceptación crítica como una parte de la garantía de juego democrático basado en la libertad de expresión. El nuestro es un oficio extraordinario que proporciona enormes gratificaciones. Yo las he experimentado y le estaré agradecido hasta que me muera. El Barça es un club excepcional, único, también a él le estoy y le estaré agradecido. Creo honradamente, que todos nosotros deberíamos saber estar a la altura que la grandeza del club y de nuestro oficio exigente.
Recientemente, Albert Montagut ha sido promovido como director de comunicación del Club y es un profesional reconocido. Como mínimo hasta ahora. Sería interesante que entre todos, más allá del desánimo y la desconfianza que se ciernen, exploráramos si somos capaces de ofrecer un mejor servicio de comunicaciones a los socios y una mejor información a los barcelonistas. Es decir, que ejerciendo una buena praxis profesional periodística, contáramos con una mejor aceptación crítica de los aludidos. Esto es básico. Nos tenemos que encontrar en todo aquello que favorezca estos objetivos, debemos colaborar de manera leal. No es una ingenuidad lo que digo. No es una afirmación cómoda de hacer ahora desde aquí por alguien que como yo podría verse tentado de hacer un discurso para quedar bien . No es mi propósito quedar bien. No he venido aquí ni a quedar bien ni a dar lecciones de nada a nadie. No se trata de eso. Se trata de impedir que progrese esta espiral de desconfianza y distanciamiento que retroalimentada por los agravios argumentados por las partes, sólo sirve para perjudicar al Club, aumentar las tensiones, empobrecer los discursos públicos y por tanto, empeorar el servicio que la sociedad y los barcelonistas esperan de nosotros, de la directiva y de los gestores del Club, de los periodistas y de nuestras empresas. De nosotros depende. Sólo de nosotros depende lograr un marco de relaciones respetuosas y responsables que nos permitan ganar un futuro mejor con rendimiento informativo para todos los barcelonistas. Al fin y al cabo, es lo único esencial, que el lector, oyente, espectador, que el socio o seguidor, tenga bien cubiertas sus necesidades comunicativas.
Presidente, si esto que digo te parece bien, cuenta conmigo. A todos los que estáis aquí muchas gracias por escucharme y un saludo muy particular para los compañeros que están trabajando."