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Tres jóvenes parados asaltaron al delantero asturiano, que finalmente fue liberado en un taller mecánico de Zaragoza Durante los 25 días que duró el secuestro, el Barça dejó escapar el tren de la Liga 1980/81 Quini acabó aquella temporada como Pichichi de la competición y con el título de la Copa del Rey
El 1 de marzo de 1981 el Barça venció en el Camp Nou al Hércules de Alicante por un contundente 6-0, con una actuación estelar del delantero asturiano Enrique Castro 'Quini', que marcó dos goles. Tras un mal comienzo en la competición, en esos momentos el equipo que entonces dirigía Helenio Herrera iba lanzado al asalto del liderato de la Liga, ya que ocupaba la segunda posición a sólo dos puntos de un líder, el Atlético de Madrid, que daba síntomas claros de debilidad. Para más emoción, justo una semana después colchoneros y azulgranas tenían que enfrentarse en el Vicente Calderón.
Pero lo que estaba siendo un día de alegría para los barcelonistas terminó siendo un terrible pesadilla. Cuando Quini volvía hacia su casa, tres jóvenes parados sin antecedentes penales lo asaltaron en su coche y se lo llevaron en una camioneta. Al día siguiente se confirmó la noticia del secuestro del goleador azulgrana. Comenzaba un período de angustia infinita para la familia y para todos que se prolongó durante casi un mes.
Final feliz
Por suerte, el drama tuvo un final feliz. Los secuestradores pagaron su inexperiencia y el plan conjunto de la policía española y suiza se cumplió a la perfección. Uno de los secuestradores fue detenido en Ginebra, donde se disponía a retirar una cierta cantidad de dinero de un banco. Interrogado, delató a sus compañeros, que fueron detenidos poco después. Quini fue liberado por la policía en un taller mecánico de Zaragoza al cabo de veinte y cinco días de su secuestro.
Un duro golpe, también en el ámbito deportivo
En esos momentos la vida del jugador era mucho más importante que cualquier título y todo el mundo celebró su liberación por encima del descalabro que había sufrido en la Liga 1980/81. Como es natural, los compañeros de Quini habían acusado el golpe fuerte de su secuestro y su rendimiento deportivo bajó considerablemente durante esos días angustiosos. Así, con el delantero asturiano secuestrado el Barça jugó tres partidos de Liga con el Atlético de Madrid, el Salamanca y el Zaragoza, con un balance decepcionante de un empate y dos derrotas. El tren de la Liga se perdió sin remedio (el campeón fue finalmente la Real Sociedad), pero entonces aquello fue lo menos importante.
La mejor noticia fue que muy pronto Quini se recuperó del trance tanto físicamente como anímicamente. Tras proclamarse Pichichi de aquella Liga con 20 goles en 30 partidos, alcanzó la gloria el 18 de junio, cuando el Barça ganó la Copa del Rey al derrotar en la final, en Madrid, el Sporting de Gijón por 3-1. Aquel día el Brujo fue el artífice de la victoria al marcar dos goles a su antiguo equipo.